En el embalse de El Guájaro (corregimiento de La Peña, Sabanalarga), se sembraron 350.000 alevinos de bocachico y 10.000 de coroncoro, especie nativa en peligro por distintas amenazas como la calidad de las aguas.
Este repoblamiento hace parte de las acciones de protección a especies en vía de extinción, activación de la economía local y fortalecimiento de la seguridad alimentaria en los municipios ribereños.
La administración departamental a través de la Secretaría de Desarrollo Económico, superó en 10 % la meta prevista en el plan de acción 2024, para el repoblamiento íctico de 500.000 alevinos.
“En 2025 esperamos más resultados con el proyecto ‘Plan Pescado’ que llegará a todos los cuerpos de agua del departamento y elevar las producciones”, anunció el subsecretario de Gestión Agropecuaria, Humberto Oñoro.
María del Pilar Dorado, funcionaria de la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (Aunap), explicó que el repoblamiento tiene un gran impacto en las comunidades y es una estrategia de protección a las especies nativas que por la sobrepesca y la contaminación han visto su población seriamente mermada.
El gobernador del Atlántico, Eduardo Verano, indicó que esta políica se ha implementado en sus tres administraciones para contribuir a la economía y la seguridad alimentaria de las personas que viven de la pesca.
Los pescadores de La Peña
Destacaron la importancia de apoyar la pesca artesanal y solicitaron mayores controles para reducir las actividades de pesca ilegal o malas prácticas que ponen afectan una de las principales actividades económicas del municipio.
“Agradecido con la Gobernación y la Aunap por la siembra del coroncoro y el bocachico, y los pescadores de mi pueblo esperamos ver los resultados en unos seis o siete meses”, dijo Selfie Suárez, pescador y líder social de larga trayectoria en La Peña.
Además, hizo un llamado a sus compañero de oficio a respetar los tiempos de veda y las prácticas de captura sostenibles.
El bocachico
Es una especie nativa que necesita migrar para completar su ciclo de reproducción.
Sale de la ciénaga y se dirige al río Magdalena, una vez que inician las lluvias se reproduce, y regresa a las ciénagas donde se alimenta y crece.
Ya adulto repite el ciclo. Por eso, deben respetarse las tallas y evitar métodos prohibidos como dinamita, venenos o redes de arrastre no reguladas, técnicas que impiden que los peces maduren y se reproduzcan.
En 2024, la estación piscícola del bajo Magdalena de la Aunap produjo 8.5 millones de alevinos utilizados para el programa de fomento para la pesca artesanal, mediante el repoblamiento y el fomento de la piscicultura.
Fuente: Gobernación del Atlántico