Por: Jaime Rueda Domínguez
Ha comenzado la cuenta regresiva para celebrar los 100 años del Junior de Barranquilla, fundado el 7 de agosto de 1924 por Micaela Lavalle de Mejía en el barrio Rebolo con el nombre Juventud Infantil.
Después del Deportivo Cali (noviembre 23 de 1912) y del Independiente Medellín (noviembre 14 de 1913) el Junior es el tercer club más antiguo de Colombia
La fiesta que preparan “Los tiburones” para el 7 de agosto de 2024 ha despertado en nuestro caso un aluvión de recuerdos atados a nuestra niñez, y en particular, al año 1966 sobre el cual girará esta crónica.
Comencemos. Todavía en el 66 y hasta 1980 la FIFA reconocía 2 puntos por victoria y 1 por empate a los equipos de fútbol vinculados a sus federaciones. Y desde 1981, comenzando por la Liga inglesa, cambió a 3 puntos por victoria y mantuvo el punto por la igualdad.
En 1966 yo tenía once años, cursaba primero bachillerato en el Colegio San José de Barranquilla, sede Las Delicias que inauguramos en febrero del 64, siendo rector el sacerdote Jesuita Ramón Aristizábal.
En las canchas de caliche, donde tantas veces jugamos, rompimos pantalones y nos sangramos las rodillas, se construyó en 2008 el Oulet El Único y, posteriormente, muchas torres de apartamentos. Lastimosamente fue destruida “la granja del Hermano Gómez”, un pulmón del barrio, con el daño ambiental que eso significó.
Nuestro profesor de gimnasia era el conocido luchador y fisiculturista, León Pardo, en su moto Harley Davidson y sus gafas clásicas de sol Ray-Ban Outdoorsman.
En 1964 y 65 nos recogía el bus 6 del colegio y al chofer le decíamos “bigote”; luego del 66 al 71 hasta graduarnos, nos íbamos a pie, pasando todos los días por la puerta del Hotel San Fernando en la esquina donde se construyó el Hotel Cadebia, al lado de la casa del ex alcalde de Barranquilla, Miguel Bolívar Acuña (1990-1992).
Las nuevas instalaciones del colegio en Puerto Colombia se inauguraron el 12 de mayo de 2010, con la asistencia de Lina Moreno de Uribe, primera dama de la nación y esposa del Presidente, Alvaro Uribe Vélez. El San José tiene la planta solar más grande de una institución educativa en Colombia.
El regreso del Junior
En esa época no se acostumbraba a mencionar el segundo nombre ni el segundo apellido de ningún jugador o técnico. Eso es ahora: Julio Avelino, Sergio Alejandro, Cruz Real, etc.
Lo cierto es que en 1965 empresarios y dirigentes barranquilleros manifestaron su deseo a la rectora del balompié, de recuperar la ficha de los antiguos “miuras”.
Lo encabezaban Arturo Fernández Renowitzky, Alberto Mario Pumarejo, su hermano Jaime Pumarejo Certain (papá de Jaime Pumarejo Heins), Mario Abello, Guy De Castro, Antonio Angulo, José Benavides, Mario Zeppenfeldt, Imre Danko, Guillermo Marín, Roberto Pumarejo, Carlos Ariano, José González, Eduardo Osío, Sixto DiazGranados y Juan B. Fernández Renowitzky, consiguiendo regresar al torneo donde competían 13 clubes.
El primer partido oficial se jugó el 6 de marzo de 1966, igualando a cero goles con el Atlético Nacional, con lleno en las tribunas de Sombra y Sol.
Después, el estadio Municipal se llamó Romelio Martínez por iniciativa del inolvidable maestro del periodismo deportivo, Chelo De Castro C.
La entradas para los partidos se compraban, principalmente, en El Oasis, en San Blas con Cuartel (calle 35 con Kra 44, casi en la esquina de Líbano). Era prácticamente el expendio oficial, aunque había otros.
Aún no se había construido la tribuna de “Corea” detrás de la portería que daba hacia la 74; esta se hizo para la Copa Libertadores del 71, cuando Junior participó por primera vez como Subcampeón del 70, con el Deportivo Cali, Campeón. El equipo fue “barrido” por Barcelona y Emelec de Ecuador, quedando último en su grupo con sólo 3 puntos de 12 posibles.
En diciembre del 65, mientras hacía furor en las emisoras y en los hogares, ‘Fin de año de la Billo’s Caracas Boys’ con Año nuevo y Cantares de Navidad, mi papá nos llevó a SEARS (hoy el Centro Comercial Portal del Prado) en plena temporada de Juguetelandia, a comprarnos dos camisetas de Junior; no había y tuvimos que conformarnos con un buzo gris de Millonarios y otro similar de Santa Fe.
Nosotros vivíamos en la calle 76 y nos íbamos a pie al estadio . Había unos chilenos antes de llegar a El Mediterráneo (restaurante de griegos) que vendían unas exquisitas y auténticas empanadas a $5 pesos la unidad.
A propósito, camino del estadio pasábamos frente a la casa del del capellán del Junior el cura Jorge Pérez, en la Kra 47 con 74, enfrente del apartamento donde residía el jugador samario Pedro Vásquez. En la terraza había un letrero: “Jorge Perez, presbítero”. El cura iba al Municipal de sotana blanca y kepis y se acomodaba en una silla en la pista atlética de tierra, por donde salía Junior.
Primera junta directiva
Quedó conformada por: Mario Abello, Guillermo Marín, Mario Benavides, Mario Zeppenfeldt, Alberto Mario Pumarejo, Imre Danko, Arturo Fernández Renowitzky, Guy De Castro y el médico traumatólogo Faizal Zawady.
La primera nómina
Integrada por jugadores costeños y uno del interior. Los extranjeros llegaron desde la tierra de la samba y la caipirinha. Ni asomo de argentinos, paraguayos o peruanos.
La legión de brasileros comenzaba por el técnico, Marinho Rodrigues de Oliveira y sus hijos Paulo César Lima y Federico Rodrigues (eran medios hermanos). Marinho formó en sociedad con Edgar Perea la Churrasquería Samba, en la calle 73 con 41D, hoy parqueadero de la Olímpica 73. La “llavería comercial “duró poco.
También llegaron del brasil, Nilson Bruno (portero), Roberto Do Amaral (un back central calidoso), Enrique Botejara, Edvaldo Alves de Santa Rosa (DIDA), mundialista en Suecia 58 a quien Tomas Barraza puso “El copete” y anotó 33 goles; Ayrton Batista Dos Santos (“el loquillo”, que se “enfermaba” cuando tenía que viajar a Armenia), Othón Alberto Dacunha (el mejor puntero derecho de la historia; “¿dónde está la bolita”? decía Edgar Perea en las transmisiones. Vivía en la Kra 42F con calle 79B diagonal a la casa del ex gobernador del Atlántico Edgardo Sales. Dacunha se quedó para siempre en Barranquilla y aquí falleció a los 78 años el 14 de abril de 2018). Más brasileros, Othón Valentín, Benedicto Custodio Ferreyra (Escourinho) y Nadir Eraldo Prates (Laerte) bautizado “manguera” por Tomás Barraza, por cobrar tiros libres de largo metraje.
Escourinho era un escurridizo clásico puntero izquierdo a quien Tomás Barraza llamó “el conejo”. Corría pegado a la raya y en el banderín de corner tiraba el centro al área chica, esperando que Dida cabeceara o Rada rematara. No hacía goles, todos los botaba frente al portero y el día que hizo el primero en Bogotá ante Santa Fe, la orquesta de Pacho Galán le dedicó la canción ‘El conejo Escourinho’. En la grabación participa Tomasito Barraza quien al final narra el histórico tanto y el coro cierra diciendo “y fue con la derecha”.
Dos porteros de los 60, Calixto Avena y Mario Washington Thull se vestían de riguroso negro y con rodilleras, moda impuesta por el mejor cancerbero de todos los tiempos, el ruso Lev Yashin “la araña negra”.
El Deportes Tolima, donde jugaba nuestro “Olímpico” Marcos Coll, en aquellos años la prensa deportiva llamaba el “Tolimita”, por ocupar generalmente los últimos lugares de la tabla.
La tribuna más costosa era “Sombra”, techada en madera y donde se acomodaba la Barra Sabrosa, la única que iba al estadio, encabezada por el maestro Efraín Mejía Donado que llevaba a todos los partidos a su Cumbia Soledeña.
Todo cambió
Ahora, se ven tantas cosas extrañas dentro y fuera de la cancha. Antes los jugadores no se tatuaban; no se teñían el pelo; no se “rambaban”; no se hacían cortes estrambóticos; no usaban aretes, ni manecillas, ni cintillos, ni colas de caballo; no vestían una segunda camiseta con un mensaje religioso, como “la gloria es para Cristo”; no se arrodillaban ni levantaban los brazos al cielo para festejar un gol; no hacían el ademán de un corazón; no bailoteaban para burlarse del rival; las camisetas de los clubes no tenían publicidad y no habían larguísimas concentraciones para los jugadores.
Los deportistas no se veían envueltos en escándalos públicos ni intrafamiliares, ni conduciendo en estado de embriaguez. Tampoco, hacían oraciones públicas en la gramilla, ni por ganar un partido exclamaban “la gloria sea para Dios”. No había cámaras de televisión.
Igualmente, no se hablaba de marrullería, ni quemaban tiempo adrede simulando faltas, no exageraban las caídas, no había “calambres súbitos”, los porteros no paraban el juego para cambiarse los guayos para que el reloj avanzara y, mucho menos, manoteaban el césped en señal de dolor como ahora.
En aquella época no le sacaban tarjeta amarilla al jugador que se quitara la camiseta tras anotar un gol, como era la costumbre del colombo-uruguayo Nelson Silva Pacheco. Las tarjetas aparecieron en México 70.
A propósito, Roberto “el flaco” Meléndez en una entrevista que nos concedió en 1999 en su residencia del barrio El Carmen, nos expresó el disgusto que sentía ver a los jugadores de hoy que tras dar una patada o un codazo intencional, levantan las manos como diciendo “yo no hice nada”.
En el 66 y en los años siguientes no había ruedas de prensa después de los partidos y las emisoras cubrían el camerino local con amplia libertad.
Los periodistas deportivos no se apoyaban en grabadoras, iniciativa de Fabio Poveda Márquez en los 70, quien comenzó a cubrir los entrenamientos en el Romelio Martínez, entrevistando al entrenador y a los jugadores y luego lo difundía en su programa ‘Deporte Espectacular’ por Emisora Atlántico.
Por las mañanas y en su estilo, no había otro igual al maestro Chelo de Castro (José Víctor de Castro Carroll) en La Voz de la Patria, donde transmitió por 40 años ‘Desfile Deportivo’, con una nota editorial al final leída de viva voz y el cierre con su sello: “Muy buenos días fanáticos”.
Desde 1966 y por muchos años los himnos de Colombia y de Barranquilla se entonaban completos antes de cada juego. Ahora, los recortan. Esporádicamente iba al Romelio Martínez la banda de la Base Naval que ingresaba por la entrada de cumplimiento o tribuna de Sol.
En el 66 no iba al estadio, Elías Chegwin,”el hombre cívico” a entonar el himno de Barranquilla.
Los partidos no se transmitían por televisión y debíamos esperar al día siguiente al único canal de Inravisión, con su Noticiero El mundo al vuelo, patrocinado por Avianca, presentado por Julio Eduardo Pinzón, mientras que Humberto Rodríguez Jaramillo (encargado de los deportes) pasaba imágenes en blanco y negro.
En los primeros años del 60, las transmisiones deportivas las dominaba la cadena Todelar con su lorito “buena esa”, era una manta; le seguía Caracol, y luego RCN conocida como Radio Cadena Nacional.
En esos años estaban activos Carlos Arturo Rueda C., Pastor Londoño Pasos, Joaquín Marino López, Jorge Eliécer Campusano, Armando Moncada Campusano, entre otros.
Se jugaba recio y no habían tarjetas amarillas ni rojas, que fueron activadas por la FIFA aparecieron en el Mundial de México 70. Hasta ese año los árbitros comunicaban las sanciones a los deportistas oralmente. Los ” pataduras” más temidos eran generalmente defensores: Cleto Castillo (Cúcuta Deportivo), Aurelio Palacio (Unión Magdalena) y Jorge Bermúdez (Deportes Quindío).
Las revistas deportivas más influyentes, Deporte Gráfico, de excelente impresión; Vea Deportes, en papel económico y en 1970 nace Nuevo Estadio, formato tabloide en papel periódico que llegaba a Barranquilla los lunes por la tarde, editada en Manizales y dirigida por Javier Giraldo Neira.
Los más seguidos
Los narradores locales más seguidos: Tomás Barraza Manotas (que inició las transmisiones fuera de Barranquilla patrocinadas por Cerveza Águila y viajaba con el equipo); Edgar Perea y Efraín Peñate Rodríguez “el verbo del fútbol” (gran analista). Después, viajaría una “legión” de locutores que no pasaban desapercibidos al estadio donde llegaran.
A propósito, en el 66 la emisora de mayor sintonía era La Voz de la Patria con su narrador Tomás Barraza Manotas. Tomasito era un emprendedor. Fue el primero en abrirle el micrófono a los fanáticos cuando Junior jugaba en Barranquilla. Corría del estadio al Centro a los estudios de La Voz de la Patria y hacía el programa “Micrófono para la afición, al calor de los resultados”. (Tomás Barraza Manotas, mayo de 1926 – noviembre 19 de 2008).
El reinado le duró hasta que de Cartagena llegó “el internacional” Edgar Perea y eso fue “quítate tú pa’ ponerme yo” y los junioristas cambiaron de dial. A Perea lo llamaron El Campeón después.
Los comentaristas y columnistas manejaban un buen verbo, una pluma fina y al mismo tiempo punzante. Norberto Tejeda padre, “Norte”, columnista de El Heraldo y su desconcertante pregunta al calificar a los jugadores. ¿Acaso jugó? o aquella de “unas de cal y otras de arena”.
Cuando llegaba diciembre Chelo de Castro hacía un receso en su nota editorial en Desfile Deportivo y deleitaba a su audiencia con sus “Acuarelas Costumbristas”.
Luis Alberto “Cheíto” Feliciano, el padre de Hollman, tenía espacio dominical antes de los partidos: “Sigue corriendo la bola”, con el retruécano “destacamos lo que se hace bien, no lo que sale bien y criticamos lo que se hace mal aun cuando salga bien”.
Otros influyentes periodistas deportivos, entre otros, Julio Gutiérrez Romo (Analítico); Henrique Ruiz Machuca (Lagardere); Otto Garzón Patiño; Gustavo González Hans; Mike Schmulson; Armando Cabrera Muñoz (Arcamuz); Juancho Illera Palacio; Víctor Moré; Joaquín Eduardo Pino (Jepino); Rafael Pérez Hernández (El Premier) y Antonio Borja Suárez (El Monarca). Después, llegó del interior Roger Araújo Ensuncho (fallecido el 12 de mayo de 2015) y en los 80 Sergio Ramírez García .
“Gol, Juancho, gol”
Cuando reaparece el Junior, Juancho Illera Palacio era un respetable locutor deportivo, con trayectoria desde los 50 y conocido por matizar su narración con anécdotas. La más recordada es la de un partido del Junior en Barranquilla; cuando llevaba la pelota Antonio Rada se acuerda que “Toño Rada, nació en Isabel López, jugó en el Unión Magdalena, Deportivo Pereira, hizo un gol en el histórico 4 a 4 contra la Unión Soviética en Arica, Mundial de Chile 62“. De pronto hace gol el Junior y el locutor comercial le avisa “gol, Juancho, gol”. Hasta ese momento no se había percatado del tanto de Junior ni del anotador: “Gooool del Junior de Barranquilla, ¿de quién?”. “De Toño Rada Juancho”. Y remataba “gol del ídolo de Isabel López...”.
Aunque no se le llamó “Juniormanía”, la del 66 fue evidentemente la primera. Teníamos que irnos a las 10 de la mañana para asegurar un puesto incómodo en la tribuna de Sombra, donde estaba siempre la auténtica Cumbia Soledeña del maestro Efraín Mejía Donado, que luego en el 77 le compuso al Junior la cumbia-puya ‘La barra juniorista’. La “barra sabrosa” fue pionera en la tribuna de Sombra.
Los partidos en Barranquilla y en el resto del país se iniciaban a las 3:30 de la tarde y como dice El Pibe Valderrama “nadie se murió por jugar a esa hora“.
Los árbitros se vestían de riguroso negro, por disposición de la FIFA. Esto se actualizó en el Mundial de USA 94, cuando los referees comenzaron a lucir prendas muy llamativas de color amarillo, rosa, gris, azul, verde y agua marina, entre otros.
Mis vecinos más fervorosos por el Junior eran Carlos Mendoza Olaciregui y Ramiro Díaz-Granados Abello; ambos, vecinos de la 76 con 47. Iban a todos los partidos. Los demás éramos todos niños, ni siquiera preadolescentes.
Se iba al estadio en camisa, no existían las camisetas deportivas. Tímidamente, Deportes Colombia, Casa Player y Telestar Deportivo, comenzaron a vender los primeros atuendos.
En la tribuna de Sombra era famoso “hablando Armando”, un vendedor de butifarra que tenía la fuerza y puntería para lanzar la tira de buti a varios metros. Y en Sol el rey del guarapo era “el sangre”, a quien le permitían ingresar su carro de madera. Tenía una enorme cicatriz en el cuello. El líquido se servía en vasos de vidrio porque no había llegado el desechable.
Los jueves se hacía el partido de práctica semanal entre titulares y suplentes, para escoger la nómina del domingo. El público podía verlo sin misterios. A la prensa del interior le llamaba la atención que en Barranquilla la afición asistiera en masa a ver la práctica de Junior. La tribuna se llenaba de “leveros” (estudiantes que no iban al colegio), desocupados, vagos y los viciosos que siempre han merodeado por la 72.
No existían aún el Torneo Apertura ni el Finalización que empezaron en 1976 y, menos, la Liga 1 y 2. Se jugaba un sólo torneo y ganaba el título el equipo que llegara con más puntos en diciembre.
En el 66 Junior jugó 52 partidos, hizo 53 puntos, ganó 21 juegos, empató 11, perdió 20, marcó 94 goles y recibió 88. Santa Fe fue el campeón con 66 puntos. Goleador del año, el argentino, Omar Lorenzo Devani, del Santa Fe, con 31 tantos; seguido del también argentino, Oswaldo Perez, del Once Caldas con 29, y el tercero, el uruguayo Walter Sossa del Cúcuta Deportivo con 28.
El torneo lo disputaron 14 equipos: Millonarios, Independiente Santa Fe, Atlético Nacional, Deportivo Independiente Medellín, Deportivo Cali, América, Atlético Junior, Unión Magdalena, Atlético Bucaramanga, Cúcuta Deportivo, Once Caldas, Deportivo Pereira, Deportes Quindío y Deportes Tolima. Estos fueron por muchos años los históricos, hasta que en 1991 ascendió Envigado.
El entorno del estadio
En la 72 con 46 estaba el grill y restaurante El Chops Suey, demolido y reemplazado en el 68 por el Ley de la 72, hoy ocupado por otro almacén. La planta estadio de la E.M.T. (Empresa Municipal de Teléfonos) que estuvo en la 74 con 46 por cuatro décadas.
Antes de los partidos, los fanáticos “calentaban motores” en la Tienda La Esperanza y en la Ostrería Barranquilla, en la Kra 44B con 72.
Jesús María Polo Peña, celador nocturno del estadio Municipal, devengaba un salario mensual de $800 que le pagaba la Junta Municipal de Deportes.
No podemos dejar por fuera un episodio lamentable del 66. El estadio municipal sufre graves daños luego de perder Junior 3 a 1 con el Cúcuta Deportivo. Hinchas salidos de casillas destrozaron la malla de la tribuna de Sombra en protesta contra el árbitro Guillermo Velásquez, siempre polémico. Los fanáticos lo acusaban de robarle dos goles legítimos a los “tiburones”. “El Chato” pudo salir del estadio a la media noche en una tanqueta de la policía disfrazado de agente.
Todo eso cambió, hasta las reglas del juego, porque en el 66 si un defensa le pasaba el balón con los pies al guardameta, este podía agarrarlo con las manos. Se imponía el sistema era 4-2-4 (con cuatro defensas, dos mediocampistas y cuatro delanteros).
La Dimayor permitía hasta seis jugadores extranjeros por equipo en el terreno de juego, con pocas oportunidades para los criollos. Hoy el cupo permitido es de cuatro foráneos y solo pueden estar tres en cancha.
Un gol espectacular de Dida
El 12 de octubre de 1966, el histórico gol de chilena de Dida en el estadio Municipal. “Antonio Rada colocó un centro al área chica donde llegaba el brasilero, quien entre dos defensores y el arquero Luis Largacha se levantó haciendo un medio giro de su cuerpo y casi volando de forma horizontal y de espaldas a la portería, metió el chilenazo que dejó estático al arquero del América e hizo estallar el estadio. Aquella tarde Junior venció a los caleños 4×2”. (Nota tomada de la página oficial del Junior). Hasta 1979 América no había ganado ninguna estrella.
Una foto inolvidable
Para cerrar esta historia queremos referirnos a la fotografía del Junior 66, que sirve de imagen de apoyo a esta crónica; fue tomada en la gramilla del Municipal cuando ya se había completado la plantilla con la llegada de los últimos jugadores brasileros en marzo.
Me comentó mi amigo Mateo Muñoz, que Arturo Fernández Renowitzky le obsequió el original hace algunos años. Y como se dice en el reparto de las películas, por orden de aparición son:
Primera fila: Efraín ‘Caimán’ Sanchez, Edvaldo Alves de Santa Rosa (DIDA), Arturo Segovia, Joaquín Pardo, Salvador Tarud, Hermenegildo Segrera, De Brito, Roberto Do Amaral, Nilson Bruno y Calixto Avena.
Segunda fila: Federico Rodrigues de Oliveira, Benedicto Custodio Ferreira (Escourinho), Walberto Maya, Ayrton Batista Dos Santos, Othón Alberto Dacuhna, Carlos Peña, Adelmo Achito Vivas, Jorge Roa, Comas, Othón Valentín Filho, Nadir Eraldo Prates (Laerte) y Antonio Rada.
Tercera fila: Directivos, Mario Abello, Antonio Angulo, Alberto Pumarejo, Imre Danko, Arturo Fernández (Presidente), José Benavides (Médico), Guy de Castro, Guillermo Marín y Mario Zeppenfeldt.
Cuarta fila: Antonio Julio de la Hoz (Director técnico), Miguel Pérez, Pedro Brugés, Gustavo Torres, Henry Toscano, Olinto Fonseca, Arturo Solórzano, Julio Caro, Humberto Picalúa (Masajista) y Luis Blanco (Utilero).
Canciones dedicadas al Junior
En Colombia no existe otro equipo que haya inspirado a tantos compositores a dejar casi 50 canciones a un club de fútbol. El Junior lo ha logrado.
1). Canto al Junior (Grabada en 1967 por La Sonora del Caribe de César Pompeyo. Arreglos de Gustavo Castillo García. Cantan: Tommy Arraut y Manuel Iriarte. Cortesía de Cerveza Águila y producción de Marten’s Publicidad)). 2). El Conejo Escourinho (Orquesta de Pacho Galán 1967). 3). Atlético Junior (Brando y su banda, 1972). 4). Dále Junior Dále (Banda Juvenil de Chochó, 1972). 5). Pa´Barranquilla (Nelson Henríquez, 1972. El venezolano que más le ha cantado a la ciudad dice: “A ver al Junior jugar me voy al Municipal/me invita Edgar Perea, voy con los hermanos Char”). 6). Los Obreros (Alfredo Gutiérrez y su Conjunto). 7). Ataca el equipo de Varacka (La Bandita, autor: Mike Char, canta: Joe Urquijo, 1976). 8). Junior Berraquera (Pedro “Ramayá” Beltrán y la Cumbia Moderna de Soledad, 1976). 9). La Barra Juniorista (Efraín Mejía Donado y la Cumbia Soledeña, 1977). 10). Junior Campeón (Antonio del Villar, 1977). 11). Sipote cumbión ( Cumbia Moderna y los Campeones del ritmo, compuesta por Julián Pérez Carvajalino, 1977). 12). De dos dos (Antonio del Villar, 1980). 13). El Congorreático (Alfredo Gutiérrez y su conjunto). 14). El Junior (Orquesta La Tremenda de Venezuela, canta: Cheo García). 15). Pasión Tiburona (Orquesta Los Melódicos, canta: Chico Salas. Compuesta por Antonio del Villar). 16). Himno del Junior (Juan Carlos Rueda, es el himno oficial del equipo). 17). El cumbión del Junior (Orquesta de Pacho Galán – versión original. Canta: Pepe Molina, su autor, 1984). 18). El cumbión del Junior (Juan Piña y Rafael Orozco. La versión más difundida desde 1991). 19). Un regalo a Barranquilla (Diomedes Díaz. Presentada en vivo en el Festival de Orquestas 1986, en el Coliseo Cubierto Humberto Perea). 20). Tu Papá Perea (Antonio del Villar, dedicado a Edgar Perea Arias). 21). Junior Tu Papá (José Martelo y la orquesta Swing Barranquilla. Extraído del estribillo de una samba brasilera que dice “olelé olalá, pega no ganzé, pega no ganzá”. De esta canción sale el coro olelé olalá, Junior Tu Papá los demás valen… ). 22) Junior Currambero (Pedro “Ramayá” Beltrán). 23). El vacilón del Junior (Papo Man). 24). Canción del Junior (El Porki). 25). Tiburones a atacar (José Martelo y la orquesta Swing Barranquilla). 26). Dale Junior de Barranquilla (La Banda del Tiburón: Harold Gómez, Edwin Pinedo “El Fantasma”, Juvenal Falla y la Barra del Sur ). 27). Ladrón de mi corazón (Trabukos) compuesto por Goyito Martinez y grabado en 2 días en homenaje a la 5a. estrella ganada en Medellín el 19 de diciembre de 2004. . 28). Vamos Tiburón (Rumba flamenca del frente Rojiblanco Sur). 29. Mosaico Tiburón (Junior de Barranquilla). 30). Junior prendió la fiesta (Jerau). 31. Carnaval toda la vida (Junior de Barranquilla). 32). En la Canción del Carnaval que cantaron en vivo el Checo Acosta y Silvestre Dangond, el Checo improvisa la estrofa: “Ahora le dedico un verso/en una forma sencilla/y ahora pido un fuerte aplauso/pa’l Junior de Barranquilla”. 33). En Barranquilla Alegre grabada por Nelson Henríquez en 1973, el maracucho dice en una estrofa: “Te invito conocer Barranquilla/San Blas, Progreso y 20 de Julio/al Prado, Olaya, Las Delicias/ y ver jugar al famoso Junior”. 34). En Hola Puente, letra de Elías Chegwin y grabada también por Nelson Henríquez en 1974, menciona al equipo en la frase: “Hola Puente, por el Junior y las Bocas de Ceniza, hola puente”. 35) En El barranquillero, Nelson Henríquez, habla “de mi consentido Junior”, en 1975. 36). Qué será (Canción compuesta y cantada por Arturo Char y “Papoman” en 2017, dedicada a Yimmi Chará). 37). En El caimán, grabado por la orquesta La Renovación, una estrofa dice: “Cuando el Junior va ganando en su casa de local/y el árbitro se equivoca, se oye el coro celestial”. 38). Por qué será (coros). 39) Mi Junior del alma (El Canario de la flauta). 40). Preso por el Junior (Frente Rojiblanco Sur). 41) Junior de mi vida dame una alegría, quiero ser campeón (Frente Rojiblanco Sur). 42). Es tan grande nuestra historia (Orquesta de Viva la Barra, Frente Rojiblanco), 2023. 43). En 1985, Cuco Valoy graba un estribillo parodiando su propia canción Baila en la calle: “Cuando el Junior juega/todo es alegría/narra Edgar Perea ay que maravilla”. 44). Junior, ladrón de mi corazón (Trabukos). 45). El 3 de mayo de 2024 subieron a YouTube Junior manda, canción Oficial del Toxi al Juniorismo Homenaje Décima Estrella, grabada por el FT DJ Raulito Fábregas y donde participa el relator de Win Eduardo Luis López. 46). El 17 de mayo se 2024 el humorista Lucho Chamié subió a las redes la parodia “Para José Enamorado”. 47). En La rama del tamarindo, grabada por Juan Piña en 1987, en una estrofa se asegura que “El Junior de Barranquilla/como que estuvo en Corea/cuando salen a la cancha/es como un gallo de pelea”. 48). En 2002, Diomedes Díaz con el acordeón de Gonzalo “El Cocha” Molina, graba cumbión El escorpión de la autoría de Víctor Salamanca, adaptando una nueva letra donde menciona al Junior: “Fui el domingo a Barranquilla/ajá cómo no/me encontré con Toño Char/ajá sí señor/y cogimos pal estadio/ajá cómo no/porque el junior iba a jugar/ajá sí señor”.
El Cumbión del Junior lo identifica mundialmente
Se grabó por primera vez en 1983 cantando su compositor Pepe Molina con la orquesta del maestro Pacho Galán. Luego en 1991 Juan Piña hace la versión más exitosa y conocida con un invitado de lujo, Rafael Orozco, hincha a morir del Junior. Esta es historia del cumbión según se la contó el propio Pepe Molina al periodista Mike Fajardo en 1983:
“Una tarde estaba acostado en la casa escuchando por radio la antesala de un partido Junior vs Tolima. De pronto empecé a tararear una melodía. Una sobrina que pasaba me dijo: ‘¡Ay, tío, qué cosa tan bonita! Deje y traigo la grabadora…’. Al rato le puse la letra y me fui al Romelio Martínez. [Pepe vivía a dos cuadras del estadio]. Fabio Poveda (periodista) colocó al aire la grabación y Édgar Perea (el locutor dueño de la sintonía) me puso a cantar a capela y el público hizo el coro. Me dije: ‘¡Dios mío!’. Al día siguiente, con los arreglos del maestro Armando Galán, hijo de Pacho Galán, el ‘rey del merecumbé’) la grabamos con su Orquesta”. (El Tiempo: Febrero 9 de 2025).