Según la ANIF, los indicadores líderes de industria y comercio publicados la semana pasada anticipaban un panorama complejo en términos de crecimiento.
El ISE de abril mostró una contracción de la economía de 0.8%. Por primera vez desde el fin de la etapa más dura de la pandemia, el producto registra una variación negativa. Sin contar el efecto del COVID-19, era un dato que no observábamos desde abril de 2017.
En abril, el Indicador de Seguimiento de la Economía (ISE) registró un decrecimiento de 0.8% respecto al mismo periodo del año anterior.
Ese resultado es el primer dato negativo no solo de 2023, sino también desde que empezó la reactivación económica en marzo de 2021.
En términos intermensuales, la variación también fue negativa y se ubicó en -1.5% con respecto a respecto a enero de 2023.
Las actividades que más contribuyeron a la contracción de la economía fueron las actividades secundarias, seguidas del comercio, transporte y turismo y las actividades primarias que en su conjunto restaron 1.8pp a la variación total del ISE.
Por su parte, las actividades que contrarrestaron el decrecimiento fueron la agrupación de administración pública y defensa, salud, educación; actividades artísticas y de entretenimiento, las actividades financieras y de seguros y las actividades inmobiliarias.
Estas sumaron un aporte de 0.9pp al crecimiento del ISE.
En los hechos destacados de las actividades en terreno negativo, cabe resaltar que las actividades secundarias lideraron por mucho el decrecimiento global con una variación de -6.8%.
Eso, producto del decrecimiento de la manufactura que se derivó de una reducción de la demanda general.
Particularmente, se debe tener en cuenta que en el 2022 gran parte de las industrias se preparaban para el día sin IVA del mes de junio y por eso incrementaban su stock de producto terminado.
En el caso de minerales no metálicos, maderas y pisos que son insumo para la construcción, la baja demanda del sector se está abasteciendo de los inventarios y por tanto la producción no se ha dinamizado.
En el caso de comercio, las menores ventas en líneas de vehículos automotores, repuestos y combustibles, contribuyeron negativamente en esta actividad -6.0pp
al total del comercio minorista.
Así mismo, en el caso de las actividades primarias se observa una menor dinámica en las exportaciones de algunos productos agrícolas como las flores y banano.
La época de lluvias, que, si bien cedió terreno, dejó graves afectaciones en términos de los rendimientos de las cosechas y el valor de los insumos agrícolas, igualmente impactado por el dólar.
Eso también ha afectado el sector pecuario que ha encontrado dificultades en el abastecimiento de alimento de ganado porcino y bovino.
En cuanto al comportamiento positivo, las actividades artísticas impidieron que la caída fuera más profunda en el periodo.
Eso, producto de la fuerte dinámica de los juegos de azar operados por internet que encuentran en los cierres de las ligas de futbol su mayor impulso.
Además, muchos eventos culturales y recreativos registrados principalmente
en Bogotá dinamizaron el sector.
Tal como hemos resaltado, la economía ha mostrado claras señales de desaceleración. Los crecimientos registrados en los últimos meses dan cuenta de que la generación de valor agregado disminuye y entramos en tiempos complejos.
La contracción de 0.8% sorprendió a los analistas que, si bien esperaban un crecimiento
bajo, no contemplaban una cifra en terreno negativo.
El sector secundario fue con asombro el mayor afectado en abril y las dos actividades que lo componen tuvieron saldo rojo.
Eso preocupa porque es ese sector el engranaje principal de la economía por sus
fuertes encadenamientos con el resto de las actividades del aparato productivo.
Por otro lado, en el mes de mayo la demanda de energía creció 4.1%, lo que en principio augura una mejor dinámica de la economía.
No obstante, la cifra para abril había sido de 1.9% y los datos de crecimiento no estuvieron en sintonía con esa expansión.
Todo parece indicar que la política monetaria del Banco de la República empieza a hacer meya en las condiciones de crecimiento, incrementando el costo del dinero y limitando el dinamismo del consumo.
Ese primer dato del trimestre deja abierta la posibilidad de modestos crecimientos en el futuro cercano.
Teniendo en cuenta esa dinámica, en ANIF consideramos que la economía crecerá en el rango de 1.2% a 1.6% en 2023, lo que implica una leve mejoría en nuestra perspectiva de crecimiento inicial, en la cual incorporamos la menor dinámica esperada en lo que resta del año y también valoramos la mejora relativa del primer dato trimestral del año que se ubicó en 3%.
Fuente: ANIF