El presidente de la Asociación Mundial de Educación Especial AMEE, Orlando Terré Camacho, propuso replantear el modelo de inclusión educativa vigente para las personas en condición de discapacidad.
Considera que solamente la palabra inclusión, no abarca el significado para modificar lo que históricamente se ha hecho, sino que se hace necesario transformar una serie de patrones para alcanzar la verdadera inclusión.
La propuesta fue formulada durante su intervención como conferencista en el IV Congreso Internacional de Neuropedagogía 2023, convocado por la facultad de Ciencias de la Educación, de la Universidad del Atlántico.
El médico cubano subrayó que “educación es educación bajo cualquier tipo de términos, pero, si utilizamos modelos de inclusión educativa, podríamos garantizar la transformación de muchos patrones que tienen que ver con la educación y con la escuela de hoy, cuyo enfoque es el respeto por las diferencias y la diversidad”.
El experto advirtió que no pueden subsistir dos tipos de sistemas: el especial y el normal en un concepto de escuela. Lo ideal es que sea integral.
“No se puede hablar de un niño con necesidad especial en el sector educativo, intentando que sea eso lo que lo caracterice por lo inclusivo, sino que tiene que darse una atención integral a la persona, en el mismo lugar en donde todos aprenden, con igual ritmo y con la misma programación”, agregó.
“Nada hacemos con llevarlo a la institución educativa, si esta no va a responder a las necesidades y termina entonces siendo un modelo segregacionista o excluyente”, afirmó el doctor Terré.
Finalmente, propuso cuatro maneras de lograr la transformación de inclusión educativa:
1). Las formas de pensar.
2). Quién enseña y quién aprende para la escuela de hoy.
3). La necesidad de una transformación de currículum como una necesidad para la inclusión.
4). Nexo entre la familia, la escuela y la comunidad.
Durante esta cuarta edición, se debatirá hasta el 27 de mayo sobre las problemáticas actuales relacionadas con los modelos inclusivos y las respuestas a estas necesidades desde la academia científica y sus prácticas.
Fuente: Universidad del Atlántico