La verdadera historia de la Almendra Tropical

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Mi padre, Daniel Rueda García.

POR: JAIME RUEDA DOMINGUEZ

Tras graduarse de bachiller en 1931 en el Colegio San Pedro Claver de Bucaramanga (Compañía de Jesús) a la 1 de la tarde del 11 de marzo de 1932, llegó a Barranquilla mi padre Daniel Antonio Rueda García para quedarse para siempre.

Papá nació en la capital santandereana el 13 de junio de 1913 y falleció en Barranquilla a los 87 años el 24 de noviembre de 2000. Tuvo nueve hermanos: Esther, Isabel, María, Eugenia, Magola, Luis, Enrique, Roberto y Marco Aurelio. Papá era el menor.

Su padre fue el odontólogo, Daniel Rueda Escobar (Bogotá, diciembre 31 de 1861 –  Bucaramanga, agosto 3 de 1946).

Mi abuelo creó del “Anestésico Rueda”, patentado a principios del Siglo XX y ampliamente utilizado en cirugías dentales. (La crónica: “Pinceladas sobre mi abuelo paterno, un odontólogo innovador”, escrita el 1 de enero de 2019),

EL VIAJE A BARRANQUILLA

Don “Dánie o Danielito”, como cariñosamente le decían sus compañeros en la Almendra, antes de terminar su bachillerato ya se había comunicado con sus tíos maternos,  Francisco y Zacarías García Castillo, expresándoles su deseo de establecerse en esta ciudad.

Ellos eran hermanos de su madre Rosa y residían en Barranquilla.

Pacho y Zacarías García se radicaron aquí desde los años 20.

Papá se embarcó primero en ferrocarril  de Bucaramanga a Barrancabermeja y de allí hasta Puerto Wilches.

En este puerto del Magdalena se enrumbaría hacia Barranquilla. Traía 30 pesos que le había prestado su tío Pacho. En el viaje se gastó 12 pesos.

En Puerto Wilches esperó dos días el barco que lo traería a Barranquilla, después de navegar tres días.

Si la luna llena garantizaba una noche despejada, el barco seguía su  curso ganándose unas horas en la travesía.

Con la ilusión de sus 18 años y el equipaje repleto de sueños, el joven Daniel arribó a La Arenosa la tarde de ese 11 de marzo a bordo del carguero “Lácides Segovia”, perteneciente a la Naviera Fluvial Colombiana.

Había tanta brisa que la embarcación no pudo, inicialmente, arrimar al muelle de las Compañías para atracar frente al Paseo de Bastidas. A la distancia, sus tíos lo estaban esperando ansiosos. Desde la embarcación papá reconoció a su tío Pacho, de sombrero negro y cara redonda. Zacarías era fileño.

Cuando papá llega a Barranquilla todavía no se había construido el edificio de la  Intendencia Fluvial,  inaugurado el 28 de junio de 1935 y restaurado por la ex alcaldesa, Elsa Noguera, reabriendo sus puertas el 10 de octubre de 2014.

UNA LECCIÓN DE HONRADEZ

Como dijimos al comienzo, papá consiguió viajar gracias a los 30 pesos que le facilitó el tío Pacho, con el compromiso de pagarlos en un año.

Así fue, y como era la costumbre en la empresa de los García, se pagaba la nómina semanalmente. Mi papá lo llamaba “el rol”.

Al cabo de un año el préstamo estaba saldado. Ese día Pacho le devolvió todo el dinero y le dijo: “Toma Danielito, este dinero es tuyo. Lo hice solo para enseñarte a honrar tus compromisos”.

PACHO Y ZACARIAS GARCIA

Papá venía a trabajar con sus tíos, que en la década del 20 habían montado en Bucaramanga una próspera empresa tabacalera. Y decidieron aterrizar en Barranquilla en los años en que la ciudad protagonizaba hitos todos los días.

Barranquilla era protagonista insaciable de lo que surgía en Colombia y jalonaba desde el Caribe el progreso del país.

El tío Zacarías llegó primero en 1917 y fundó la Sociedad Francisco García y Hermano, que funcionaba simultáneamente en Bucaramanga y Barranquilla.

Luego, en 1926, inmigrantes santandereanos, empresarios solventes muy vinculados con el negocio del tabaco establecieron una factoría de tamaño considerable, la Fábrica de Cigarrillos “La Unión Cigarrera S.A.” que elaboraba la marca Charleston.

[Papá me dijo que en esos años aquí había pocos tenderos santandereanos, quienes huyendo de la violencia partidista aparecieron por oleadas desde el oriente montañoso, tras el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán el 9 de abril de 1948].

Los socios eran Zacarías García Castillo, Heliodoro García, su primo, y Aristóbulo Vergel, mientras que Celio Villalba Rodríguez, gerenciaba la factoría.

Todos los mencionados, excepto Villalba, cultivaban tabaco en Santander.

La hoja se despachaba a través de la firma “Serrano García”, propiedad de Antonio Serrano  S. y Heliodoro García.

La Almendra Tropical nace con ese nombre en 1927, fundada por los hermanos Francisco y Zacarías García Castillo, fabricantes de cigarrillos y picaduras provenientes de Bucaramanga.

VENDÍAN CIGARRILLOS Y CAFÉ

Cuando mi padre se vincula a la empresa en 1932, ya la Almendra tenía 5 años, y sus tíos eran los únicos dueños de los dos negocios: la Fábrica de Cigarros La Constancia y el Café Almendra Tropical.

Estaban consolidados como empresarios y gozaban de una bien ganada reputación en la ciudad.

Mis investigaciones familiares y en fuentes de absoluta veracidad, me permiten aseverar que el nombre Almendra Tropical lo escogió en Barranquilla la señora Rosita Rodríguez de García, esposa de Pacho, según me lo reveló personalmente cuando estudiaba en Bogotá en 1972, muchos años después de enviudar.

CULTIVOS EN SANTANDER

Lelio Martínez Villalba en su libro: “Memoria de la industria de los cigarros”, escrita  en Bucaramanga, el 4 de julio de 1921, describe como “antes de la década del veinte en Santander era famosa la semilla de tabaco García, traída desde Cuba por los señores García con algunas de las viejas palmas que adornaron la ciudad”.

Continúa relatando que “en Bucaramanga hubo muchas fábricas para la elaboración de cigarros, pero solo comparable a la gran fábrica de Villamizar Hermanos,  “La Constancia”, de Francisco García y Hermano, a donde mi padre entró a trabajar como administrador y socio, y al final como dueño”.

OTRO TESTIMONIO

La publicación “Problema en la fase inicial de la industrialización de la región Caribe Colombiana”, escrito por Sergio Paolo Solano, páginas 113-114,  bajo el subtítulo “Inversión de Capital en Barranquilla 1900-1934”, recuerda que en la ciudad se destacaban “tres cigarreras y fosforeras: (Coltabaco, Francisco García y Hermano, y Cía. Fosforera Colombiana”).

UNA REFERENCIA

En la tesis de grado para obtener la ‘Maestría en Administración de Empresas”, División en Ciencias de Administración de la Universidad del Norte, “El desarrollo económico y social de Barranquilla, 1950-1960”, publicada en 2007, y presentada por Hilda Zarante Maldonado, Magister en Historia, encontramos el siguiente registro:

“En 1935, la empresa de energía eléctrica de la ciudad prestaba servicios a 215 industrias, entre las cuales se encontraba la Cafetería Almendra Tropical (fundada en 1926) que en 1941 pasó a ser propiedad de don Celio Villalba”.

EN EL MERCADO PUBLICO

A pesar de su juventud, a papá se le confió la administración del expendio de cigarros en el  Local 1 del Mercado Público, en la calle de Las Vacas, después Avenida Boyacá y hoy calle 30.

Era la época en que nuestras abuelas mercaban en canastos y faltaban muchas décadas para que aparecieran las dañinas bolsas desechables.

En el Mercado, los locales carecían de servicio sanitario y de lavamanos. Comerciantes y compradores se veían obligados a desahogar sus cuerpos en el famoso “callejón de los meaos”. No había otra opción. No se llama “el callejón del meao”.

Papá encargaba diariamente a la Compañía de Tabaco 10 gruesas de cigarrillos Pielroja y cuando las ventas se disparaban, pedía 20.

Se vendían cigarros marca Aviadores, Panatelas (muy apetecidos por las mujeres), Reinas, 891 (con anillo), cigarrillos Chesterfield y los famosos fósforos de madera Radio.

Coltabaco tenía sus oficinas en el Paseo Colón. Los hermanos García  traían la hoja de tabaco de Ovejas (Bolívar), ahora Sucre.

[El Paseo Colón, llamado así desde 1911 hasta 1937, cuando cambió a Paseo Bolívar al colocarse la estatua ecuestre de Libertador, donada por los hermanos Obregón Arjona].

LA ALMENDRA DEL TRÓPICO

Antes de empezar a desempolvar mis testimonios orales y escritos, compartimos de la página de “Asobiffi, Fundación de Egresados del Colegio Biffi La Salle”, el siguiente registro:

“A continuación un muy interesante aporte de nuestro compañero Arturo Chamorro, del capítulo Asobiffi Bogotá, con varias de las fechas emblemáticas relacionadas con el desarrollo industrial de Barranquilla”.

1927 Cafetería Almendra Tropical – Francisco y Zacarías García Castillo

 

 

En 1972, quien escribe esta historia tenía 17 años, y estudiaba en Bogotá primer semestre de Economía en la Pontificia Universidad Javeriana. En ese año conocí a Rosita Rodríguez viuda de García, nacida en 1904.

Ella era colombiana, ciudadana americana y repartía su vida entre Bogotá y Washington donde vivía Cecilia, una de sus tres hijas.

Era una costumbre dominical  y arreglo de familia que mis tías paternas, María y Eugenia Rueda García, me llevaran de paseo por la sabana.

Mi tía María enviudó muy joven del coronel, Fidel Abadía, hijo del expresidente, Miguel Abadía Méndez (1926-1930), con quien tuvo tres hijos: Miguel y Daniel “el Mono” (mellos), y Fidel, el menor, muerto trágicamente en carreteras de Cundinamarca en 1957.

Mi tía Eugenia, se casó con el capitán, Luigi Malfatti Petri, oriundo de Viareggio, Italia, quien navegaba por el mundo en los buques de la Flota Mercante Grancolombiana. Luigi falleció en 1963 en Bogotá.

En esa noche de domingo del 72, Rosita estaba acompañada de su hija Ligia. La recuerdo como una bogotana de estirpe, mayor, pero lúcida.

Y me ha revelado: “Jaime, yo quiero que sepas esto. Cuando vivíamos en Barranquilla, yo  le puse el nombre Almendra Tropical a la Cafetería. La almendra era una fruta que se comía. El nombre me gustó y tropical porque estábamos en el trópico y Pacho lo aceptó”.

El tío Pacho se estableció en Barranquilla por recomendación médica, al padecer una insuficiencia cardíaca y le recomendaron vivir a nivel del mar.

FRANCISCO GARCIA Y HNO S.A.

En los primeros años de la década del 30 los barranquilleros sabían que los hermanos García eran los dueños de la Cigarrería y la Cafetería. Y Aparentemente nadie hacía sombra.

En el 32 la fábrica de café estaba en la esquina de la calle Caldas (38) con el callejón de La Paz (Kra 40), donde posteriormente se instaló la Singer y a mitad de cuadra vivía Pacho con su familia, en una casa de madera de dos pisos.

PACHO GARCIA Y CELIO VILLALBA

Mi padre encontró en la gerencia de la Almendra a Celio Villalba Rodríguez, natural de El Socorro, Santander.

Años atrás, Pacho le había tendido la mano a Celio una noche en su casa-hacienda de Bucaramanga, cuando se presentó en alpargatas, tocó la puerta solicitando amparo y hospedaje, ya que acababa de volarse de su casa, algo nada extraño en las familias del interior.

Rosita me contó que “contra mi voluntad Pacho lo alojó, lo vinculó como empleado de La Constancia y, además, se lo trajo para Barranquilla. Había algo en ese muchacho que no me agradaba, lo veía muy astuto y no me inspiraba confianza”. 

Tiempo después, al nacer Ligia, Marina y Cecilia, hijas de Pacho con Rosita, estrenan “Villa Ligia”,  una mansión en la urbanización El Prado sobre la calle 3a. entre el callejón de la Aduana (Kra 50) y la avenida Colombia (Kra 53).

El libro “Barrio El Prado, Hito Histórico y Urbano de Barranquilla”,  editado en 2009 por la Universidad del Norte, describe con nombre, fecha, número del lote y escritura, el día  que  Francisco García Castillo le compra un lote a la Compañía Urbanizadora del Prado, para hacer su mansión en el emblemático barrio.

“1M90 CM SE: 45M 10 CM NO: 45M 14 CM LOTE: 12A BLOQUE 24 $60 Tomo II”, reseña que el 28 de enero de 1927,  Francisco García Castillo le compró a la Compañía Urbanizadora del Prado un lote con el No. 12A en el Bloque 24, número de escritura 166, valor $60″.

Mi papá me comentó que años más tarde, allí, en esa casa vivió Celio Villalba;  pero el propietario inicial fue Pacho García. Este es otro vacío con un eslabón perdido en esta historia.

Zacarías, hermano y socio de Pacho, mantenía relación permanente con Alemania a través de Hamburgo, a donde vivieron y estudiaron temporalmente a sus hijos, Julio, Zacarías, Cecilia y Lissy.

En Barranquilla se quedó el menor, Paúl Vicente, bajo la custodia de papá.

MUERE PACHO GARCIA

Pacho García muere súbitamente de un infarto y su viuda Rosita siguió viviendo de los dividendos que generaban las acciones que heredó de su esposo.

Con sus tres hijas (Ligia, Marina y Cecilia) y su hermana Carmen, se va un tiempo a San José de Costa Rica, donde vivía su hermano Marco Antonio.

Después vive en Cartago, en el mismo país y finalmente se radica en Bruselas (Bélgica).

Estando en Europa le vende sus acciones a Celio Villalba, mientras que Zacarías que vivía en Barranquilla, conservaba su poder accionario.

MUERE ZACARIAS GARCIA

Zacarías muere trágicamente y el abogado de la compañía le escribe a Rosita con carácter urgente, reclamando su presencia en Barranquilla porque “la empresa está cambiando de dueño”.

Al llegar, encuentra que su empresa la Almendra ya no era patrimonio familiar de los García, ni de sus herederos, sino de Celio Villalba.

UN DOCUMENTO HISTORICO MUY VALIOSO (RECOMENDAMOS VERLO EN UN COMPUTADOR PARA PODER AMPLIARLO Y APRECIARLO EN DETALLE).

El Diario Oficial de la República de Colombia, “órgano de publicidad de los documentos del Gobierno Nacional”, datado en Bogotá el 16 de mayo de 1928, recoge textualmente la solicitud de registro de marca de fábrica del Café Almendra Tropical, hecha por el abogado José Joaquín Pérez, residenciado en la capital del país y apoderado de la Sociedad Francisco García y Hermano. Este es el texto riguroso, sin cambiarle una coma:

“Señor Ministro de industrias

José Joaquín Pérez, varón, mayor de edad, y con domicilio en esta ciudad capital, en ejercicio del poder que me ha conferido la sociedad Francisco García & Hermano, domiciliada en Barranquilla, Departamento del Atlántico y en Bucaramanga, Departamento de Santander del Sur, de esta misma República, a usted atentamente pido se sirva disponer el registro exclusivo de la marca de fábrica colombiana, la cual consiste en una etiqueta en cuyo centro figura, dentro de un óvalo, el busto de una mujer con una taza en la mano, y a su lado dos ramas del árbol del cafeto; en la parte superior se lee, en medio círculo, ALMENDRA TROPICAL – EL MEJOR CAFE MOLIDO, y en la parte inferior, en dos líneas, CALIDAD, AROMA Y SABOR INSUPERABLE, el nombre de la razón social, y MERCADO PUBLICO, conforme al modelo que se acompaña, la cual usa dicha sociedad para distinguir café molido clasificado en la agrupación 22 del Decreto ejecutivo 499 de 1923, reservándose el derecho de usarla en diversos tamaños, colores y formas, estampada, impresa, grabada, quemada, realzada o en relieve, en etiquetas, marbetes, timbres o rótulos, bolsas, otros empaques, envases o en envoltorios de todo orden, catálogos, precios corrientes, prospectos, anuncios, avisos, material de propaganda, etc.

El poder que acredita mi presencia legal fue presentado a ese despacho el 22 de junio de 1927, y hoy acompaño en cinco fojas útiles el recibo número 1088, expedido por la Tesorería General de la República, del cual consta que he consignado el valor de tres ejemplares o distintivo de la marca que hoy deposito, y el correspondiente clisé, todo conforme a los mandatos de la Ley 31 de 1923.

Confío que el señor Ministro se servirá dar a esta solicitud la tramitación legal correspondiente.

Bogotá, 5 de mayo de 1928

Señor Ministro:

José Joaquín Pérez

Expediente número 5481

(230) – Publicación, tres veces

REPUBLICA DE COLOMBIA

VILLABA, EL NUEVO DUEÑO

De tal manera, que aquel jovenzuelo en alpargatas de Bucaramanga, se había hecho al control accionario de la empresa.

A estas alturas de la vida y de esta historia, no vale pena ahondar ni escarbar más  en este tema, máxime cuando todos sus protagonistas ya fallecieron.

Solo agrego lo que a “vox populi” siempre me han contado viejos barranquilleros. Celio Villalba se hizo a las acciones, primero del tío Pacho, con dinero que le facilitó una prestante familia local y después, a las del tío Zacarías, tras su muerte repentina.

Lo cierto es que papá evitaba hablar de este tema en casa. Era un tabú. Se que era buen amigo de Celio Villalba y  todos los años le enviaba por Telecom un cablegrama a Madrid el 13 de mayo, fecha de su cumpleaños.

De esos años de mi niñez, recuerdo la ancheta inmensa que enviaba Villalba todos los diciembre, cargada de licores y enlatados extranjeros, turrones y pasabocas, que llegaba a mi casa de (calle 76 # 47-33) unos días antes de Navidad. También, papá iba a las fiestas que Celio hacía en su mansión de la calle 74 con 58 esquina (donde está Inmobiliaria Sales). En los 60 el teléfono de mi casa era 40781.

Papá jamás habló mal de Celio Villalba y cualquier pregunta o afirmación que le formulaba en este terreno, sobre cómo la empresa terminó en manos de Cevillar, sólo respondía: “A mi no me consta”.

LA PRIMERA PROPAGANDA 

Como una anécdota del nacimiento de la radio (diciembre 8 de 1929)  cuando el ingeniero eléctrico, Elías Pellet Buitrago, encendió los transmisores de la H.K.D, Voz de Barranquilla (pionera de las estaciones radiales comerciales en Colombia), la primera propaganda leída  fue la de Almendra Tropical.

Era radioperador, Donaldo Elías Molinares Durand  (nacido en Barranquilla, 27 de agosto de 1919) quien no había cumplido los 15 años). La anécdota me la contó su hijo, mi colega Jorge Molinares.

LA ERA VILLALBA

La nueva administración trajo dos técnicos en la elaboración y empaque de tabaco. Para entonces, la empresa ya funcionaba en la calle Las Flores (38) con el callejón de Bocas de Ceniza (Kra 27), último domicilio hasta su desaparición en el 97.

SANTANDEREANOS EN LA ALMENDRA

Del departamento de Santander, Celio Villalba trajo a Luis Felipe Carreño, experto en empaques, y a Luis Emilio Quintero, técnico en fabricación del grano.

En la Almendra Tropical trabajaron entre otros santandereanos: Germán Barreneche, Artidoro Casas, Gregorio Santos, Francisco García Valderrama, Pablo Vargas Illera, Guillermo Argüello, Celestino Argüello y Oliverio Argüello.

De El Socorro Villalba trajo a vivir a Barranquilla a su señor padre, don Ernesto Villalba y a su medio hermano paterno, Alfredo Villalba.

EL PARQUE ALMENDRA

La manzana que hoy ocupa el Parque Almendra (Kra 30 con calle 37)  era propiedad de Pacho García, quien la donó al Municipio que la transformó en la Plaza 7 de abril.

Allí se concentraba La Reconquista el Martes de Carnaval. Esther Forero contaba que, disputándose la supremacía carnavalera, allí se formaban unas peleas  fenomenales entre las danzas de los barrios populares, la última tarde del Carnaval. Posteriormente se le cambió el nombre por Parque Almendra.

Al crecer la empresa, Villalba continuó la labor social iniciada por García y en el mismo parque construyó una biblioteca y una concha acústica para espectáculos públicos gratuitos.

El parque fue asumido por la empresa oficialmente el 7 de abril de 1936 y según escribió Álvaro Ruíz Hernández,  tenía “piscina infantil,  juegos para niños, columpios, balancín, subibaja, deslizadores,  puestos de refrescos y otras golosinas. Había cancha de basquetbol y un camellón ondulante con cómodas sillas de granito a lado y lado, partían en dos el parque propiamente dicho desde la Kra Porvenir (30) hasta Buen Retiro (32) que con las calles 37 ( Jesús) y 38 (Caldas), era el gran predio que ocupaba el Parque Almendra. Se instalaron muchos surtidores que mantenían la grama en su verde esplendor y dejaron un tramo acondicionado para los chicos amantes de la bola e’trapo”.

Frente a la vieja Plaza 7 de abril había una gallera.

Y frente a la gallera había un edificio del escultor italiano, Emilio Morás, sobre la calle Caldas entre Porvenir y Buenretiro, quien durante muchos años fue profesor de escultura en la Escuela de Bellas Artes.

EL BARRIO CEVILLAR

Desde 1948 Celio Villalba contaba con la aprobación del Municipio (planos y reglamentos),  mediante  Resolución número 15 del 12 de enero de 1948, para construir una urbanización de viviendas populares al sur de la ciudad que llevaría su acrónimo: el barrio Cevillar que se terminó en 1953.

A Planos definitivos de la Urbanización Cevillar

LA CASA BETANIA

En el barrio Delicias en la calle 74 con 38, Celio Villalba donó unos terrenos a la Compañía de Jesús, donde se construyó la Casa Bethania, para retiros espirituales,

A la entrada había un óleo con un error imperdonable: Silvio Villalba. El inmueble fue vendido y demolido y ahora allí están las Torres de Betania.

EL ENTORNO EN LOS 30

En la década del 30 la Almendra Tropical estaba rodeada de casuchas muy humildes. Resaltaba la casa de Pacho García, con doble acceso por Las Flores y Caldas.

En la Kra 27 con calle 39 había una fábrica de tejas de propiedad de Pascual De Caro.

En el 32, Celio Villalba pertenecía al Club Rotario. En el 42, como director de la junta del Carnaval, sacó la fiesta a la calle y empezaron las verbenas.

NOVEDADES PUBLICITARIAS

Inspirado en el Carnaval de Colonia (Alemania), Villalba patrocinó desde 1930 “los cabezones” en la Batalla de Flores, que por muchos años encabezaron el desfile más importante del Carnaval.

El logotipo que históricamente ha identificado a la Almendra, fue diseñado en Alemania cuando mis tíos tenían contacto con Europa.

Un afiche original, hecho en Alemania, permaneció en el puesto de degustación de la Cafetería en el segundo piso del aeropuerto Ernesto Cortissoz, con la siguiente leyenda:

“Café Puro Almendra Tropical. Fabricantes: Fco García y Hno S.A. Mercado Publico”. Es un testimonio histórico sobre quiénes fueron los verdaderos fundadores de la empresa.

La Almendra llevó la delantera en novedades publicitarias. A fin de año intercambiaba empaques vacíos de café (las famosas papeletas de celofán) por cafeteras, pocillos, vasos, platos, cuadernos y lápices.

La iniciativa fue plagiada con el tiempo por su competidor local Café Universal, empresa también desaparecida en 2011.

La Cafetería apoyaba las fiestas patronales de los pueblos con espectáculos folclóricos. Financiaba la quema de castillos de fuegos artificiales, generalmente elaborados por los hermanos Altamiranda.

Por décadas, a fin de año regalaba cientos de calendarios verticales enrollables, con un motivo religioso o sencillamente el rostro de una mujer nada insinuante como se acostumbra hoy.

BODAS DE RUBÍ EN EL 67

En 1967, con motivo de los 40 años la Almendra obsequió entre sus amigos y clientes, dos long play, con una reseña histórico musical de la Costa Caribe desde 1927.

Los discos en pasta dura venían insertos en carátulas individuales de color sepia y verde oliva, con el rótulo:

“40 años de música costeña, volumen 1 y 2. Escúchelos siguiendo el orden de numeración. Obsequio de la Cafetería Almendra Tropical.

Grabación supervisada por el departamento de Ventas y realizada por el departamento de radio de Publicidad Nova, bajo la coordinación y asesoría de Esther Forero, musicalización de Félix Chacuto y locución de Miguel Lugo Villarreal, reconocido presentador de reinados y la voz oficial de los comerciales de radio de la empresa. Además, gerente de General Electric en Barranquiilla y padre de mi colega Yomaira Lugo Consuegra.

LA VENTA DEL CAFÉ

En los años 30 el café se vendía en carros de mula y en dos camionetas que iban por las casas y en las tiendas ofreciendo el producto.

Venía en presentaciones de 1 centavo, 2 centavos y 3 libras por 55 centavos.

SE VA DEL PAÍS

En los años 60 comenzaron en Colombia los secuestros selectivos de empresarios. En marzo de 1965 el secuestro y asesinato de don Harold Eder, empresario vallecaucano propietario del ingenio azucarero Manuelita, sacudió al país.

Celio Villalba se fue de Colombia y se estableció en España, en el Paseo de La Castellana 54 Madrid, donde fallece en 1968.

Previamente, el 11 de mayo de 1962 cuando se inicia la construcción de la plaza de Toros Monumental del Caribe, Celio Villalba era uno de los socios y le enviaron a Madrid un mensaje informándole sobre el comienzo de las obras.

Sus herederos en Barranquiilla siguen manejando la fábrica durante los siguientes 25 años, con pulso flojo y mucho derroche. Hasta que la empresa no resistió más y cerró su planta en 1997.

VENDEN LA CAFETERÍA

Con la llegada de la última década del Siglo XX, entre los trabajadores y jubilados era un secreto a voces que la compañía estaba muy mal financieramente y la estaban vendiendo.

Los rumores resultaron ciertos y los últimos dueños se deshicieron de este patrimonio empresarial barranquillero, vendiéndolo al Grupo Castilla S.A., Ríopaila S.A. y Colombina S.A., que desmontó los equipos el 4 de mayo de 1997.

Previamente, los 108 trabajadores que quedaban se tomaron el tinto más amargo y “cerrero”  de su vida, a las seis de la tarde del viernes 2 de mayo de 1997,  cuando fueron notificados del  cierre definitivo.

En este momento ya le habían entregado los archivos y activos a la Supersociedades.

Al irse los Villalba y tomar las riendas los Caicedo, a los encargados de hacer el empalme poco se interesaron en preservar y respetar la memoria histórica de la Cafetería.

No se salvaron ni los “cabezones”. Literalmente, tiraron a la basura las primeras filmaciones en súper 8 de los Carnavales de antaño.

La enciclopedia virtual Wikipedia explica  que “Súper 8 es un formato cinematográfico que utiliza películas de 8 mm de ancho, para el mercado doméstico, aunque en manos de aficionados y de modestos cineastas “. Incluso hoy, todavía se emplea en cortometrajes.

También se perdieron álbumes con cientos de fotografías. Los 50 afiches originales elaborados en Alemania, arrumados en el “cuarto de San Alejo”, se los pelearon los nuevos trabajadores caleños.

En medio de las pavesas de la antigua Almendra, la historia de la era Villalba apareció en álbumes de cuero llenos de antiguas fotografías en blanco y negro. No se sabe si también allí se conservaban testimonios escritos de la empresa cuando era de los hermanos García Castillo.

Finalmente lograron abrir unas cajas fuertes que guardaban muchas historias de la Almendra y de Barranquilla.

BARRANQUILLA PERDIÓ UN SÍMBOLO INDUSTRIAL

Con la venta de la Cafetería Almendra Tropical Barranquilla perdió un icono empresarial, su emblemática industria cafetera.

Hace más de 20 años cerró la fábrica de mis tíos y si bien la marca perdura en el mercado, ya no tiene la aceptación que antaño y sobrevive solo el nombre en medio de una feroz competencia. El grano se muele, tuesta y empaca en Manizales.

Para la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia, Almendra Tropical fue la primera torrefactora que tuvo la Costa Caribe. En el país, la pionera fue Cúcuta en 1910.

Nos encantó que la publicación “Desarrollo Industrial de Barranquilla”, escrita por Arturo Chamorro, del capítulo Asobiffi Bogotá, con varias de las fechas emblemáticas relacionadas con el desarrollo industrial de la ciudad, reconozca que “la Cafeteria Almendra Tropical fue fundada por Francisco y Zacarías García Castillo.

Igualmente, nos agrada que el Archivo Histórico del Atlántico confíe y crea en nuestro relato y lo tenga publicado en la página oficial de la Gobernación del Atlántico.

SHAKIRA Y LA CUÑA DE LA ALMENDRA 

No podemos dejar por fuera esta anécdota. Comenzando la década del 90 y trabajando para otro medio, nos tocó negociar una pauta de publicidad radial directamente con el Jefe de Mercadeo de la Almendra Tropical, Eduardo Forero.

Tras llegar a un acuerdo quedamos en que la Orden la enviaría la agencia de publicidad Sonovista.

Hoy, haciendo memoria, concluimos que esa grabación que llegó en un “pícolo” para ser pasada a “cartucho”, es histórica,  porque estaba cantada por Shakira que apenas empezaba su carrera musical y era a la sazón una adolescente de escasos 15 años. Es más, ella iba al “Radio Magazine” de Erasmo Padilla en radio Mar Caribe a promocionar sus composiciones.

Estamos casi seguros que es la única propaganda radial que hizo la barranquillera. En los archivos de grabación de Sonovista deben conservarla. Si no, sería imperdonable.

LA ALMENDRA EN CARTAGENA 

La siguiente historia cartagenera, es contada por Carlos Crismatt Mouthon:

En las décadas de los 50 y 60, dada la amplia popularidad de su producto Café Puro, la empresa barranquillera Cafetería Almendra Tropical abrió un agencia en el barrio del Pie de la Popa -en una esquina cercana al puente Jiménez-. Fue la competencia directa al café Moka que se hacía en el barrio de El Cabrero.

Una de sus estrategias de publicidad y mercadeo, fue premiar a sus fieles consumidores mediante el canje de las papeletas usadas por útiles de colegio -tales como cuadernos, lápices, reglas y borradores- y utensilios de cocina.

Así que las amas de casa eran celosas en recoger dichas bolsas una vez consumido su contenido -y a veces también recogían las de las vecinas-, e iban armando paquetes de 10 hasta 100, para hacer más fácil el conteo al momento de llegar a la agencia de Almendra Tropical.

Lo que nadie se imaginaba en esa época era el éxito de la campaña ni de la cantidad de café que consumían los cartageneros en todos los estratos sociales. Por ello, se mandaba adelante a un joven de la familia para que fuera haciendo la larga fila, mientras la señora de la casa llegaba después con calma para ingresar y negociar qué útiles se llevaba.

CURIOSA IMAGEN

En una foto captura de Nancy Quijano, de la serie de televisión española Merlí, creada y producida por la productora Veranda TV, y difundida por la plataforma digital Netflix,  se aprecia curiosamente el logo de la Almendra Tropical enmarcado.

COLOFON

La historia que hemos narrado es absolutamente veraz, sin agregarle u omitirle una coma.

La gran mayoría de fechas, nombres, lugares y anécdotas, me las contó mi padre a los 87 años, a pocos meses de su fallecimiento y cuando conservaba intacta su asombrosa memoria juvenil. En un casete de 1998 tenemos el registro sonoro.

Es un reconocimiento a mi padre, que le entregó su vida a la Almendra. Mas de 53 a­ños  respondiendo por dinero ajeno. Hasta un asalto tuvo que vivir el viejo el 22 de diciembre de 1963, en su propia oficina, cuando una banda de hampones se llevó la nómina y las primas de fin de año que se iban a pagar ese día. El los 60 el teléfono directo de papá era 60061

Yo tenía 8 años y al llegar a la casa luego de venir del Mercado, nos enteramos por mi tío Álvaro Domínguez, que nos estaba esperando en la sala.

Ya casi septuagenario, nadie se atrevía a entregarle a papá la carta de despido para que se fuera a disfrutar su pensión.

Lo hizo, Rubén Navarro Serge, encargado de las relaciones públicas de la empresa y quien fue el primer amigo que conoció al llegar a Barranquilla en el 32 y con quien asistió a la apertura de  la III Olimpiada Colombiana (hoy, Juegos Nacionales) el 26 de enero de 1935.

También, he escrito esta crónica pensando en Zacarías y Paúl García, ya fallecidos.

Pero, principalmente, por mis primos, Eduardo Zacarías, Lissy García de Buendía y Adelaida García de García, sus hijos y nietos.

Ellos merecen conocer esta historia que rescata la memoria de los verdaderos fundadores de la Almendra Tropical.

Y donde pueda aclarar que los pioneros fueron mis tíos, Pacho y Zacarías García Castillo, lo haré.

Un dato final. Mis tíos abuelos se encuentran sepultados en el Cementerio  Católico Calancala, inaugurado el 24 de octubre de 1915. Una vez acompañé a mi papá a buscar sus tumbas en ese mar de osarios que tiene el campo santo y fue una misión imposible descubrir sus nombres.

Les dejamos esta pieza subida por Rocío Guadalupe Gómez Lora, y grabada en 1953. Orquesta Almendra Tropical, agrupación que reemplazó a la Emisora Atlántico Jazz Band, dirigida por Tito Zabala. El porro lo canta, Villo Basanta, nacido en Magangué. La señora Gómez cuenta que la Orquesta Almendra Tropical tuvo una vida efímera y otro tema suyo: “Alegrías del Carnaval “, tampoco “pegó” porque las emisoras de la época no iban a darle publicidad gratuita a la Cafetería.

Jaime Rueda Domínguez