Al norte de Barranquilla y hacia Puerto Colombia están las tierras más valorizadas de la ciudad y del Atlántico.
Cientos de hectáreas que pertenecieron al gran urbanizador de Barranquilla, Angel María Palma Miranda, pero que desde hace muchos años son de Cementos Argos.
1.300 hectáreas que eran de propiedad de Cementos del Caribe desde 1944 cuando nació la cementera (hoy Cementos Argos).
Tierras que se dejaron de explotar y que se constituyeron en una revolución del suelo de la capital del Atlántico, pues allí se está construyendo una nueva ciudad, con andenes, espacios públicos, amplias vías, edificios modernos y dotación educativa, de salud, para la recreación y el esparcimiento.
Primeros desarrollos
Pero de toda esta tierra solo se está edificando en 769 hectáreas, que hacen parte del plan maestro Riomar.
De esa cifra 548 hectáreas se están usando en la construcción de unidades residenciales y diferentes usos, mientras que las 221 restantes hacen parte de áreas de espacios públicos y ecológicos.
En los años 20, 30 y 40 se desarrollaron en Barranquilla grandes sectores influenciados por el movimiento moderno, que se convirtieron en modelo para el país.
Después la ciudad dejó de planearse de manera integral, resultando una estructura urbana desarticulada con grandes desarrollos informales y un gran atraso en su infraestructura y equipamientos.
No hubo defensa del espacio público y la articulación de sus actividades se descuidó hasta llegar a situaciones irreversibles que aún sufrimos en la ciudad.
Cuando la compañía decidió que la explotación en la planta no iba más, al cumplir su vida útil, vio una alternativa de desarrollo inmobiliario y nació Urvisa (Urbanizadora Villa Santos), para impulsar la construcción en esa zona.
Pero no se quería desarrollar una urbanización desordenada. Con el asesoramiento y acompañamiento del arquitecto Rafael Obregón, gestor de Ciudad Salitre (de 240 hectáreas, en Bogotá) y de un equipo interdisciplinario
Así se decidió hace 16 años empezar a construir una nueva ciudad en estas 769 hectáreas que comprenden terrenos de Barranquilla y Puerto Colombia.
Las primeras intervenciones fueron con el centro comercial Buenavista, clínicas y hoteles a su alrededor, así como unidades de vivienda para estratos medio altos.
Desde entonces los barranquilleros empezaron a ver esta zona como un buen vividero por todo lo que tenía a su alrededor.
[En cualquier lugar del norte de Barranquilla o de Puerto Colombia donde usted vea estos postes con los colores blanco y verde de la bandera antioqueña, nos recuerdan la presencia paisa en nuestra ciudad, son tierras de Argos].
Con planeación
De este modo se ha proyectado el desarrollo de sus terrenos a partir de una planeación ambientalmente sostenible y de largo alcance, previendo una estructura vial con bulevares arborizados.
La estructura hace parte de un sistema general de espacio público, que permite dotar cada urbanización con zonas verdes que contemplan desde la escala metropolitana hasta el parque vecinal.
En este desarrollo se han incluido nuevas tipologías de vivienda (los conjuntos residenciales) y se ha propuesto atraer a sus urbanizaciones centros comerciales, empresariales, hoteles y campos deportivos.
Esta mezcla de usos propuesta por el proyecto, facilita el desarrollo e integración de la comunidad.
Entre los plus de esta ciudad dentro de la ciudad, no solo se está construyendo vivienda para una élite.
La intervención contempla un esquema multiestrato, en el que pueden convivir desde el dos hasta el seis.
Toda la intervención ha sido concertada con la administración Distrital, a través del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) y de las entidades de la construcción del Atlántico.
De esta forma Barranquilla está cambiando gracias a unas intervenciones urbanas que dejaron atrás los peligrosos arroyos y el limitado espacio público.
Esta nueva ciudad se está haciendo con la intención de permitir que todas las clases sociales vivan armónicamente con el medio ambiente.
Fuente: El Colombiano